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lunes, 19 de febrero de 2018

DÍA DE ANDALUCÍA

Un cuento de Andalucía



Un paseo por Andalucía




BREVE HISTORIA DE ANDALUCÍA
En Andalucía se conservan importantes restos de otras épocas.

De la prehistoria, el poblado de los Millares, en Almería; pinturas rupestres de Alcalá de los Gazules y Cuevas del Tajo de las Figuras, en Benalup, las dos de Cádiz; Cuevas de la Pileta en Málaga; Baños de la Encina en Jaén.

Construcciones megalíticas como los Dólmenes que servían para enterrar a personas importantes de una tribu. Algunos de ellos son: Cueva de Menga en Antequera (Málaga), el dolmen de Soto (Huelva), Sepultura del gigante en El Gastor y de Alberite en Villamartín (Cádiz).

En los primeros siglos de nuestra era, nuestra región formaba parte del Imperio romano. Los romanos construyeron numerosas ciudades como Itálica en la provincia de Sevilla, Baelo Claudia en la provincia de Cádiz, Acinipo en la provincia de Málaga y calzadas que unían unas ciudades con otras. Durante esta época Andalucía formaba parte de la provincia Bética. A la Península Ibérica los romanos le llamaron Hispania y en ella había tres provincias: la Tarraconense, Lusitania y la Bética.


Luego llegaron los árabes. Durante la dominación musulmana se creó el Califato de Córdoba, se construyó la Alhambra y el Generalife en Granada, Alcazabas de Almería y de Málaga, Giralda de Sevilla...


Después, los Reyes Católicos fueron conquistando los territorios ocupados por los musulmanes y para protegerlos levantaban fuertes castillos, también construyeron catedrales, monasterios...


Con el descubrimiento de América por Cristobal Colón, comienza periodo de gran comercio en nuestra región, sobre todo en Sevilla.


Debido a la invasión francesa, se declaró la Guerra de la Independencia y en Cádiz se proclamó la primera constitución, la Constitución de 1.812, llamada "La Pepa".

 

sábado, 3 de febrero de 2018

lunes, 19 de mayo de 2014

LOS ESCUDOS

El proceso heráldico del Escudo de España ha conocido los siguientes periodos:
DINASTÍA TRASTÁMARA: El Escudo de los Reyes Católicos (1474-1492) está constituido por las Armas de los Reinos de Castilla, León y los de la Corona de Aragón. A partir de la conquista de Granada, incorporan las armas de este Reino a su escudo.
DINASTÍA AUSTRIA: En un primer periodo (1504-1506), incorporan las armas de Borgoña, Flandes, Brabante y Tirol. Carlos I timbra el escudo con la corona imperial e incorpora las columnas de Hércules con la leyenda Plus Ultra y acola el escudo con el Toisón de Oro. Felipe II, Felipe III y Felipe IV y Carlos II, cuyos reinados se extienden desde 1556 a 1700, usan las armas antes mencionadas, sin la corona imperial. En 1580, Felipe II incorpora las armas de Portugal.
DINASTÍA BORBÓN-ANJOU: El escudo de Felipe V (1700-1759) incorpora las lises de la casa de Borbón con la bordura en gules (rojo), sigue utilizando el Toisón de Oro y añade la Orden del Espíritu Santo en forma de collar. Carlos III (1759-1788) añade las armas de los Ducados de Parma y Toscana y sustituye la Orden del Espíritu Santo por la que lleva su propio nombre. Carlos IV sigue la misma línea que su padre.
DINASTÍA BONAPARTE: José I divide el escudo en seis cuarteles: 1º Castilla, 2º León, 3º Aragón, 4º Navarra, 5º Granada y 6º el Nuevo Mundo, representado con las columnas de Hércules y añade de escusón las armas de los Bonaparte.
DINASTÍA BORBÓN-ANJOU: Fernando VII vuelve a recuperar el Escudo de sus antepasados, y su hija, Isabel II, sigue la misma línea.
GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870): bajo dictamen de la Real Academia de la Historia, unifica el escudo de España con los siguientes cuarteles: 1º Castilla, 2º León, 3º Aragón, 4º Navarra y 5º Granada, entado en punta, lo timbra con la corona mural, suprime el escusón con las armas de la Dinastía Borbón-Anjou y coloca las columnas de Hércules, sin coronas.
DINASTÍA SABOYA (1870-1873): Continúa con el escudo anterior, restablece la corona real y sitúa en el escusón las armas de su familia.
LA I REPUBLICA (1873-1874): Restablece la corona mural y suprime las armas de los Saboya.

DINASTÍA BORBÓN-ANJOU: Alfonso XII y Alfonso XIII restablecen la corona real y añaden las lises con la bordura de gules (rojo) de su familia y acolan el collar del Toisón de oro.
LA II REPUBLICA (1936-1939): Vuelve a restablecer la corona mural y suprime las armas de los Borbón-Anjou, utilizando las mismas armas que en la I República.
DICTADURA DEL GENERAL FRANCO (1938-1975): Se utiliza una heráldica semejante a la utilizada por los Reyes Católicos, sustituyendo las armas de Aragón-Sicilia por las de Navarra, se añaden las columnas de Hércules y la divisa "una, grande y libre".
LA TRANSICIÓN (1977-1981): El Real Decreto 1511/77 de 21 de enero, que aprueba el Reglamento de Banderas, Insignias y Distintivos , modifica la colocación de la divisa del Escudo. El principal cambio consiste en que el águila de San Juan se presenta de forma azorada, es decir, en disposición de emprender vuelo, cobijando bajo sus alas las columnas de Hércules, que hasta la fecha se encontraban por fuera de ellas.
Este escudo estuvo vigente desde 1977 hasta que fue sustituido por el actual en 1981, según establece la Ley 33/1981, de 5 de octubre, del Escudo de España .

El escudo de armas del rey de España  es de uso personal del monarca español , se describe en la regla número 1 del título II del Real Decreto 1511/1977, de 21 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Banderas y Estandartes, Guiones, Insignias y Distintivos.
Las armas del rey de España están formadas por un escudo cuartelado:
  • 1º de gules, con un castillo de oro, almenado de tres almenas y donjonado de tres torres, cada una con tres almenas de lo mismo mazonado de sable y aclarado de azur, que es de Castilla;
  • 2º de plata con un león rampante de gules coronado de oro, lampasado y armado de lo mismo, que es de León;
  • 3º de oro, con cuatro palos de gules, que es de Aragón;
  • 4º de gules, con una cadena de oro puesta en orla, en cruz y en aspa, con un punto de sinople en abismo, que es de Navarra; entado en punta, de plata, con una granada al natural rajada de gules, sostenida, tallada y hojada de dos hojas de sinople, que es de Granada. En escusón de azur y fileteado de gules, tres flores de lis de oro, que es de Borbón.
Lleva acolada al escudo la cruz roja de Borgoña y, a diestra y siniestra de la punta del mismo, el yugo de gules en su posición natural con cintas de lo mismo, y el haz de cinco flechas de gules, con puntas hacia abajo y cintas de lo mismo.
El todo rodeado del Toisón de Oro y rematado de corona del mismo metal y pedrería, con ocho florones, visibles cinco, y ocho perlas intercaladas, cerradas con ocho diademas guarnecidas también de perlas y rematadas con una cruz sobre un globo, que es la Real de España.
Este escudo comenzó a utilizarse con anterioridad a su regulación legal, en el año 1975 , el 22 de noviembre  de aquel año Juan Carlos de Borbón  fue proclamado rey de España. Las armas del rey de España están basadas en las que Juan Carlos I había utilizado como príncipe de España  desde el año 1971 y que sólo se diferenciaron en que disponían de una corona de príncipe , cerrada por cuatro diademas (vistas tres), que fue sustituida por la real. El escudo del príncipe de España no estaba, como sucede en la actualidad con el del príncipe de Asturias , diferenciado por un lambel.[1]  En este escudo, como en la versión actual del escudo del monarca español, figuraba la Cruz de San Andrés, un símbolo que fue usado por los duques de Borgoña, en sus estandartes, indumentaria y en los uniformes de su guardia, ya que el apóstol San Andrés  fue patrón de la Casa Ducal Borgoñona. El uso de la Cruz de San Andrés o de Borgoña en estandartes y banderas españolas se introdujo con Felipe el Hermoso , se generalizó con Carlos I  y se mantuvo con la Dinastía Borbónica.[2]  Estuvo presente, junto a sus escudos, en los guiones de los reyes pero, fuera de éstos, no figuró (con la excepción de Carlos I) en las armerías de los monarcas españoles hasta la aparición del escudo usado por el Príncipe de España. Éste fue regulado en el Decreto número 814[3]  , de 22 de abril, que estableció el guion y el estandarte del Príncipe de España.[4]  En este decreto se indicó que la cruz de Borgoña, el yugo y las flechas se incorporaban como símbolos del Movimiento Nacional . Estos elementos se mantuvieron después de la desaparición del franquismo  pero con otro significado, expuesto anteriormente.
 
 
Armas Reales Grandes de España desde Carlos III a Alfonso XIII (1761-1868 y 1875-1931).[5] 
Escudo del Monarca, versión de 1931.
La versión actual del escudo de armas del rey de España supuso la desaparición de los cuarteles ajenos a España  que correspondían con los títulos históricos de la Corona  y otros territorios que había dominado en el pasado (los ducados de Parma  y de Toscana ). 

 Los monarcas españoles los mantuvieron hasta 1931 como símbolo de sus vínculos dinásticos y no como señal de reclamaciones territoriales. Desde el año 1761, en los periodos en que reinaron los monarcas de la Casa de Borbón fueron los siguientes:
  • En el segundo cuartel, Dos Sicilias  partido y flanqueado, jefe y puntas de oro y cuatro palos de gules, flancos de plata y un águila de sable, coronada de oro, picada y membrada de gules.
  • En el tercer cuartel, Austria  de gules y una faja de plata.
  • En el cuarto cuartel, Ducado de Toscana -Médicis  de oro y cinco roeles de gules distribuidos en el campo de arriba a abajo, dos, dos y uno, un tortillo de azur en jefe cargado de tres flores de lis de oro.
  • En el quinto cuartel, Borgoña  moderno de azur, sembrado de flores de lis de oro y bordura cam­ponada, cantonada de plata y gules.
  • En el sexto cuartel, Ducado de Parma -Farnesio  de oro y seis flores de lis de azur distribuidas de arriba a abajo, una, dos, dos y una.
  • En el séptimo cuartel, Borgoña antiguo bandado de oro y de azur con bordura de gules.
  • En el octavo cuartel, Brabante  de sable y un león de oro, coronado de lo mismo, lenguado y armado de gules.
Entado en punta y partido:
  • Tirol  (partido de plata y un águila de gules, coronada, picada y membrada de oro, cargado el pecho de un cre­ciente trebolado de lo mismo).
  • Flandes  (de oro y un león de sable, lenguado y armado de gules);
Estos blasones estuvieron unidos a las armas del Reino de Aragón (que estuvieron colocadas en el primer cuartel) y a los escudos de los Reinos de Castilla, de León, Granada (entado en la punta) y el escusón de la Casa Reinante, que ocuparon todos ellos la posición central en el escudo.
En el año 1931, en las armas reales, se sustituyó el blasón del Reino de Aragón por el escudo  del Reino de Jerusalén , uno de los títulos históricos del monarca español es el de rey de Jerusalén. Este cambio permitió colocar las armas de Aragón en el tercer cuartel de la parte central del escudo, también se introdujeron las armas del Reino de Navarra en el cuarto para hacer coincidir el escudo pequeño de Alfonso XIII  con las armas nacionales.[6] 
Este escudo tuvo un carácter efímero al proclamarse la II República  el 14 de abril de aquel año y fue utilizado en el exilio por el pretendiente al trono, el infante Juan de Borbón , conde de Barcelona .


martes, 6 de mayo de 2014

QUÉ FUE DE CRISTÓBAL COLÓN

Colón apenas sobrevivió año y medio a la reina Isabel. En mayo de 1506 moría en Valladolid, adonde se había trasladado la corte. Al almirante se le fue la vida sin conseguir que el rey Fernando le reconociera los títulos de gobernador y virrey de las Indias. 

Porque en realidad eso era todo lo que preocupaba al descubridor: que la Corona le reconociera aquellos títulos como privativos de su persona y, por tanto, pudiera legarlos a sus herederos. No era poca cosa, ciertamente: establecer un linaje de su nombre que gobernara las Indias como tierra propia. Pero si ya la reina Isabel había recelado de las condiciones de Colón como gobernante, mucho más suspicaz era a ese respecto el rey Fernando.




TRABAJO COMPLEMENTARIO UNIDAD 15

Para los que no tienen internet:
Título del trabajo: LA EDAD CONTEMPORÁNEA
Copiar el resumen de la pg 206 de libro de texto
Copiar las pgs 196 y 197
Presentar copiado y hecho el ejercicio 1 de la pg 209

Para los que tienen internet:


A.-Título del trabajo: LA EDAD CONTEMPORÁNEA

B.-Copiarán los siguientes apartados y todo su desarrollo del enlace: (picad en la imagen de al lado)
4. La Edad Contemporánea en España a) La primera mitad del siglo XIX: la Guerra de la Independencia y la Constitución de 1.812 b) La segunda mitad del siglo XIX c) La primera mitad del siglo XX. d) La España democrática
C.- Copiar la autoevaluación y realizarla picando el siguiente enlace:

AUTOEVALUACIÓN




PREGUNTAS OBLIGATORIAS

ESPAÑA EN EL SIGLO XX


Seguidamente os dejo una serie de enlaces muy interesantes de España en el siglo XX:

ESPAÑA EN EL SIGLO XX

LOS SIGLOS XIX, XX Y XXI

ESPAÑA EN LA EDAD CONTEMPORANEA

LA DICTADURA

LA TRANSICION

LA DEMOCRACIA

LA SOCIEDAD

LA EDAD CONTEMPORANEA EN ESPAÑA

La Edad Contemporánea en España empieza un poco más tarde y también tiene unas connotaciones un poco especiales.

SIGLO XIX EN ESPAÑA

Picad en la imagen:

EDAD CONTEMPORANEA

Empezamos la última unidad y espero que os guste. Para situarnos picad en la imagen:



También podrás saber más de la revolución industrial picando el siguiente enlace:

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

CARACTERÍSTICAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL



VISION HUMORISTICA DE LA HISTORIA



                          Así se enseña la historiaaa, ¡¡¡OLEEEEEEEEE¡¡¡

                                         Que aprendan los maestros...

miércoles, 23 de abril de 2014

TRABAJO COMPLEMENTARIO DE LA UNIDAD 14




Sin internet. Titulo del trabajo: LA EDAD MODERNA

Copiar el resumen de la pg 192 y la pg 182 y presentarán el ejerc 1 de la pg 190


Con internet: título del trabajo LA EDAD MODERNA

Presentar un resumen de la Edad Moderna: resumen

Presentar por escrito el test sobre la Edad Moderna test



PREGUNTAS OBLIGATORIAS

EL CASTILLO Y SUS PARTES


Pica en la imagen y sabrás más sobre las estancias de un castillo.
Los castillos medievales (video) fueron la residencia de los señores feudales y el símbolo de su poder militar. Son numerosos los ejemplos de grandes fortalezas de la Edad Media que conservamos en España.

En un contexto feudal con una fuerte atomización del poder político y una sociedad y una cultura fuertemente condicionada por la presencia de actos violentos no regulados, el castillo constituyó un elemento esencial del paisaje europeo durante la Plena y Baja edad media. Durante quinientos años (siglos X al XV) fue el elemento material dominante en Europa occidental. Era el símbolo del poder militar de los señores feudales y las Órdenes militares pero también de los reyes que, conforme incrementaron su poder, aumentaron su control sobre el territorio y sus fronteras consolidando una densa red de castillos reales.
El castillo tenía una evidente función defensiva, garantizando un espacio seguro que resultaba muy difícil conquistar ( las técnicas de conquista de fortalezas en la Edad Media fueron muy diversas y podemos estudiarlas en este enlace ). Pero la fortaleza medieval tenía también carácter ofensivo y podía constituir una base de operaciones contra el exterior y, por tanto, también estaba hecho para atacar. Un ejemplo de ello fueron la consolidación del dominio normando de Inglaterra después de la batalla de Hastings en el siglo XI o la conquista de Gales por Eduardo I  en el siglo XIII.
El Europa los castillos comenzaron siendo de madera (fortificación de Mota y Bailey), ya que el uso de la piedra no se hizo frecuente hasta el siglo XI y sólo se hizo predominante en la centuria siguiente.
El castillo de piedra clásico tenía una serie de elementos que podían variar según épocas y zonas geográficas. A analizar estos elementos vamos a dedicar esta entrada del blog. Sobre este tema aplicado a un caso concreto ya hemos trabajado con anterioridad cuando analizamos las características del magnífico castillo bajomedieval de Turégano ).
Un elemento simbólico del castillo era la torre del homenaje, torre principal, teórica residencia del señor y último lugar de defensa en caso de asedio. Esta torre era conocida como macho (Castilla), keep (Inglaterra) o Donjon (Francia). En Inglaterra surgió el Gate House, que consistía en la acumulación en la puerta principal del castillo del principal elemento defensivo del castillo, es decir, lo que en otros castillo constituía la torre del homenaje.
Si la torre tenía sobre ella una más pequeña esta era conocida como torre caballera. Si ésta se reducía a una pequeña torrecita esquinada con función de vigilancia se conocía como torre vigía o escaragüaita. A veces la torre principal se reforzaba con garitones  y  torres esquineras.
La tipologia de torres era muy diversa. Las torres de los castillos y murallas  podían ser según su forma cuadradasredondas (cubos), poligonalestriangulares o pentagonales en proapolilobuladas, etc. También podían ser macizas o huecas. Además, según su disposición en la muralla se podía distinguir entre torre exenta (sobresale del muro), inserta (embutida en el muro), albarrana (separada del muro y unida a ella por un lienzo de muralla, un puente de madera o un arco) o coracha (aún más adelantada a la muralla que la albarrana). En ocasiones las torres presentaban una base más ancha que las hacía menos vulnerables (torres abiertas) y para evitar el minado surgieron también las torres con alambores, dotadas de cuatro espolones. Si se sitúan en las esquinas de una torre principal o del recinto fortificado se denominaban torres esquineras y no constituían una torre entera eran medias torres.
Habitualmente la comunicación entre los distintos pisos de una torre se hacía con escaleras de caracol, que apenas ocupaban espacio.

Las distintas innovaciones que fueron apareciendo a lo largo de los siglos medievales pretendían tres objetivos: que los atacantes no se pegaran al muro, evitar el minado y reducir la eficacia del lanzamiento de proyectiles. En ese sentido se hizo frecuente el atalutado del muro o la creación de un gran foso con o sin agua. Con el tiempo el foso o cava se complicó con la aparición de la escarpa y la contraescarpa. Para sortear el foso se requirió la creación de puentes que, en ocasiones eran de piedra pero frecuentemente eran puentes levadizos de madera. La puerta se reforzaba también con un rastrillo o peine (puerta de hierro en forma de damero) y con un matacán o balcón defensivo. Este elemento era muy frecuente y se usaba para proteger las puertas y otras zonas especialmente vulnerables permitiendo un completo control de la vertical. Los matacanes, que podían ser de madera (cadalsos) o de piedra (matacanes o ladroneras), a veces eran corridos y se disponían a lo largo de un amplio tramo de muralla. Otro elemento de control de la vertical muy empleado eran las bueras o buhoneras, grandes huecos hechos sobre la puerta para dificultar el acceso enemigo.
De influencia musulmana y bizantina eran las puertas en recodo, frecuentes en la Península Ibérica. Fortificaban la puerta principal y desorientaban al enemigo con su forma esquinada a modo de codo. En otras ocasiones, sobre todo hacia el siglo XIV y en el norte y centro de Europa, se protegía la puerta principal con una especie de pequeña fortaleza adelantada que conocemos como barbacana o revellín. En la Península Ibérica su uso fue raro, prefiriéndose la colocación de un muro protector ante la puerta conocido como antemural o acítara.
La mayoría de los castillos tenían una poterna o pequeña puerta secundaria, generalmente en lugar poco visible y dedicada exclusivamente al paso del peonaje.
Sobre la puerta principal o en un lugar visible de la torre del homenaje solía situarse el escudo de señor propietario o, en su caso, del rey o la orden militar dueña del castillo. 

Castillo fronterizo portugués de Marvao

Castillo de Berlanga del Duero (Soria)

Castillo de Sabugal (Portugal)
La muralla y las torres se protegían con almenas o merlones y, a veces, entre ellas se situaban parapetos de madera conocidos como manteletes. Torres y murallas sustituían las ventanas por pequeños vanos defensivos estrechos y alargados desde los que lanzar con seguridad proyectiles y conocidos como saeteras o aspilleras. Solían tener abocinamiento interior y aparecían también en merlones y matacanes. Con el nacimiento de la artillería pirobalística surgieron las troneras, que tenían diversa forma: de palo y orbe, de cruz y orbe o de buzón.
El tramo de muralla entre dos torres se denomina cortina o paño y estaba recorrido por un estrecho pasillo superior llamado adarve o camino de ronda.
La muralla, en ocasiones protegida por un talud, podía presentar otra más baja delante para proteger toda o parte de la muralla principal que se conocía como antemuralla o falsabraga. Por otro lado, los castillos y murallas urbanas podían presentar varios recintos defensivos, en ocasiones hasta tres.
Castillo de Turégano (Segovia)

Un espacio esencial era el patio de armas, que articulaba todos los elementos del castillo y organizaba su vida interior. En el patio solían existir numerosas construcciones poco sólidas de madera o adobe como caballerizas, herrería, viviendas para artesanos, sirvientes o soldados, etc. Por otro lado, en él solía situarse un pozo o, en su caso, un aljibe o cisterna (depósito de agua), con frecuencia subterráneo y abovedado. En ocasiones también la torre del homenaje contaba con su propio aljibe para permitirle autonomía defensiva. El aljibe era esencial para permitir una larga resistencia en caso de asedio. En el patio o en una torre también se habilitaba un espacio como cárcel o mazmorra. Los patios de armas estaban en ocasiones compartimentados por una muralla interior que dificultaba la toma del castillo y su patio y favorecía su caída escalonada y la resistencia en etapas frente al enemigo.

Castillo de Coca (Segovia)



 A veces el castillo se reducía a una simple torre protegida por un muro bajo de unos metros de altura con o sin camino de ronda y que se conoce como camisa. Si se trataba de una pequeña torre vigía, situada en un lugar estratégico con buena visión, estaríamos hablando de una torre almenara, que generalmente dependía de un castillo principal relativamente cercano.
Desde el siglo XIV y, sobretodo, desde el XV, el castillo sufre una paulatina transformación volviéndose menos austero e introduciendo mejoras en su habitabilidad y su decoración exterior. Este castillo-palacio bajomedieval incluía salas acondicionadas con grandes chimeneas y numerosos miradores, patios ajardinados e incluso rudimentarios sistemas de calefacción y conducción de agua.






Buena parte de los elementos del castillo que hemos trabajado en esta entrada del blog pueden estudiarse también a través de esta sencilla presentación.

      

 Además, podemos consultar esta animación de Isaac Buzo en la que vemos las partes principales del castillo a partir del ejemplo del magnífico castillo de Feria, en la provincia de Badajoz.

                  

VILLALAR DE LOS COMUNEROS

La historia cantada por unos nuevos juglares...



Mil quinientos veintiuno
y en abril para más señas
en Villalar ajustician
quienes justicia pidieran
en Villalar ajustician...

quienes justicia pidieran.

Malditos sean aquellos
que firmaron la sentencia
malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra.

Desde entonces ya Castilla
no se ha vuelto a levantar, ay, ay,
no se ha vuelto a levantar.


En manos de rey bastardo
o de regente falaz, ay, ay
o de regente falaz.


Siempre añorando una Junta
o esperando un capitán, ay, ay
o esperando un capitán.

Quién sabe si las cigüeñas
han de volver por San Blas
si las heladas de marzo
los brotes se han de llevar.

Si las llamas comuneras
otra vez crepitarán
cuanto más vieja la yesca
más fácil se prenderá.

Cuanto más vieja la yesca
y más duro el pedernal
si los pinares ardieron
aún nos queda el encinar.

 

Villalar de los Comuneros es un municipio y localidad de España perteneciente a la provincia de Valladolid, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Es célebre porque en sus alrededores tuvo lugar la batalla, que supuso la derrota de los Comuneros de Castilla el 23 de abril de 1521.
Cada 23 de abril se celebra en Villalar de los Comuneros la fiesta de Castilla y León.


La batalla de Villalar fue el episodio decisivo de la Guerra de las Comunidades en la que se enfrentaron las fuerzas imperiales de Carlos I y las de la Junta Comunera capitaneadas por Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, ocurrida el 23 de abril de 1521 en la localidad de Villalar (hoy Villalar de los Comuneros, provincia de Valladolid, España).
La batalla fue ganada por las fuerzas imperiales y puso fin a la Guerra de las Comunidades en el norte de Castilla, donde fueron decapitados el 24 de abril los tres capitanes comuneros.
En recuerdo a la Batalla de Villalar se ha elegido el 23 de abril para celebrar el Día de Castilla y León.

Los días previos

El ejército comunero se encontraba acuartelado en la localidad vallisoletana de Torrelobatón, tras haberla tomado en el mes de febrero de 1521. Juan de Padilla mantenía a sus hombres dentro del castillo a la espera de poder partir hacia Valladolid o Toro. Mientras tanto, el ejército de Carlos V se instalaba en Peñaflor de Hornija, esperando movimientos del ejército comunero.
A la batalla acudieron tropas mandadas por el Condestable de Castilla, entre las cuales figuraban las alistadas en el repartimiento efectuado por el Ayuntamiento de Burgos.

El 23 de abril

El ejército comunero salió el 23 de abril de 1521 de madrugada hacia Toro, ciudad levantada en comunidad. Era un día de lluvia, el menos propicio para hacer un desplazamiento militar. Los soldados del ejército comunero habían presionado horas antes a Padilla para que realizara algún movimiento en la zona. Éste decidió partir hacia Toro en busca de refuerzos y aprovisionamiento. El ejército fue recorriendo el camino hacia Toro, cuando, a la altura de Vega de Valdetronco, la batalla ya era inevitable. La lluvia seguía cayendo con fuerza, y Padilla se vio obligado a buscar un lugar propicio donde presentar la batalla.
La primera localidad elegida fue Vega de Valdetronco, pero el ejército no atendía a las órdenes que él daba. La siguiente localidad en el camino hacia Toro, pasada Vega de Valdetronco, era Villalar, y aquel fue el lugar donde se desarrollaría la batalla.

La batalla

El ejército comunero, en clara inferioridad respecto a las tropas de Carlos V, intentó que la batalla se produjera dentro del pueblo. Para ello, instalaron los cañones y demás piezas de artillería en las calles del mismo.
Muchos de los combatientes aprovecharon la incertidumbre inicial para huir a sus localidades de origen u otras cercanas a Villalar.
La contienda fue toda una masacre, y al anochecer en el pueblo tan sólo se oía el gritar de los comuneros heridos que yacían en los campos mientras eran rematados. Los principales capitanes comuneros, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron apresados con vida, recluidos y puestos en espera de ser juzgados.

Consecuencias



Los soldados del ejército comunero que lograron huir, lo hicieron en su mayoría a Toro y una parte del maltrecho ejército pasó a Portugal por la frontera de Fermoselle. El resto se reunió con Acuña en Toledo, reforzando la resistencia de la ciudad del Tajo varios meses más. La batalla se saldó finalmente con la muerte de 500 a 1.000 soldados comuneros y la captura de otros 6.000 prisioneros.

Temas sugeridos

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